¿En qué crees?… Cuando tomas contacto con la práctica chamánica, y tenés la suerte de contar con maestros honestos, descubrís que cada uno es su propio profeta.
Es en el aprendizaje, donde uno obtiene revelaciones espirituales directamente de las fuentes más elevadas. Y en esos momentos debemos hacer introspección y preguntarnos a nosotros mismos, como mirándonos al espejo: “¿En qué crees?”
¿Qué soy? ¿En qué creo?
En esencia, soy un maestro, me encanta transmitir y compartir lo que aprendo y conozco. Y cuando comencé a compartir lo que descubrí con el chamanismo, me encontré, que esta práctica, pone en peligro el orden establecido, genera rechazo y controversia en los demás. Me sentí incómodo.
Si pudiera resumir cómo se expresa ese rechazo, diría:
- ¡No seas ladri!
- Vivís casi desde que naciste en edificios de departamentos en la Ciudad de Buenos Aires, Argentina. Los chamanes están en las comunidades y no salen de ellas.
- Las prácticas chamánicas no están avaladas por las ciencias. Es todo verso.
- Los chamanes no cobran por transmitir y enseñar su sabiduría.
- No creo en nada de lo que decís o haces. Solo hay un Dios.
Al recibir ese rechazo, no puedo dejar de preguntarme: ¿Qué hago? ¿Me enojo? ¿Me defiendo? ¿Ataco? ¿Me justifico? ¿Me callo? ¿Me dedico a otra cosa? ¿Me escondo en otra profesión?
Sí, siento que me están atacando, y me afecta, pero… ¿Por qué me afecta?… ¿Es porque tengo que comprender algo de mí?
Necesito entender por qué me afecta. Ahí radica lo importante: ¿Por qué me afecta cuando me cuestionan? ¿Es que no termino de creer en mí?
Resuene una y mil veces en mi cabeza la pregunta: “¿En qué crees?”
¿Qué nos enseña nuestra sociedad?
Veo que solo actuamos como nos enseñaron desde que llegamos a este mundo. Básicamente, de nuestros padres y en el colegio, aprendemos tres cosas: a definir, etiquetar y separar.
Claro está que eso me sale, y muy bien… definir, etiquetar y separar… no escapo a la regla de la mayoría, soy “juzgón”. Pero por suerte, por mi creatividad y por mi curiosidad, siempre quiero experimentar.
Para mí, vivir la experiencia es fundamental. Una vez que la atravieso, hago lo que me enseñaron desde chico: defino, etiqueto y separo. Pero con la certeza que lo hago desde mi experiencia directa y personal.
¿Qué me enseñaron los años?
Con los años descubrí que todos tenemos un punto de vista, y que puede cambiar con el tiempo. Es normal y no está mal.
Pero, además, ahora sé que también hay otras miradas, con las cuales no tenemos necesariamente que estar de acuerdo ni tienen porque gustarnos. Solo tenemos que estar dispuestos a conocerlas y ver qué nos pueden aportar. Y, sobre todo, respetarlas.
Cuando observamos a los grandes creativos de la humanidad, nos encontramos con personas muy distintas, que poseen miradas diferentes del “mismo punto” del que otros tienen “una mirada común”.
Tener una mirada diferente o integradora, requiere un esfuerzo y una disciplina que no sale naturalmente. Y, además, ver cómo fueron tratados los “distintos” de la historia creativa de la humanidad, da cuenta, que tampoco es un aspecto valorado por el resto de la sociedad. De hecho, con frecuencia resulta ser algo combatido.
¿Mi realidad, es tu realidad?
Personalmente, estoy convencido de que no existe la verdad, ni la realidad. Se sabe que el cerebro no distingue la realidad de la fantasía.
Lo que define una o la otra es nuestra creencia.
Sí, es cierto, los hechos existen, pero a menudo no somos conscientes que los argumentos lógicos y racionales para justificar estos hechos provienen de nuestra fe o creencia.
Además, al cerebro le encanta tener razón, por eso encuentra argumentos racionales en ese sentido.
Así, tendemos a defender algo, sin importar si es verdad o no, porque tomar conciencia de que te equivocaste, te hace sentir infeliz. Y como seres humanos que somos, tendemos a huir del dolor, a veces a “cualquier precio”.
Cuando descubrimos que eso que llamamos “realidad” es simplemente un reflejo de nuestro proceso interno, nos hacemos conscientes de que somos capaces de contactar con nuestro deseo y que podemos proponernos encontrar resultados específicos.
No quiero que me creas. Lo que digo no es “La Verdad”. Lo importante es que te preguntes a ti mismo: “¿En qué crees?”
Las prácticas que hago a veces me funcionan y a veces no. Las prácticas son mis herramientas.
Solo soy un ser en busca de su verdad…
Lic. Alberto F. Calo
❁ info@calo.com.ar I Escuela Online de Sabiduría Ancestral
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