Cuando somos víctimas de una acción hiriente de otra persona, una traición, un daño o cualquier otra forma de injusticia personal, nuestra respuesta natural muchas veces es el resentimiento, el rencor o la ira. Y aunque sepamos que el perdón es la mejor respuesta a esto, no siempre es fácil otorgarlo.
El perdón requiere valor y fuerza de carácter; no es fácil perdonar a alguien que te ha traicionado o perjudicado. Sin embargo, si queremos convertirnos en personas más felices y dejar atrás el pasado, tenemos que aprender a perdonar.
En este artículo me gustaría que juntos analicemos y veamos el perdón desde tres ángulos diferentes: Qué es, cómo puedes practicarlo y por qué es tan importante.
Perdonar tiene que ver con nosotros mismos
La realidad es que no importa si la injusticia fue intencionada o no, perdonar nos libera de la amargura y nos permite avanzar en nuestra vida con una renovada sensación de paz y positividad.
El agravio puede doler, pero aferrarse a la amargura y al resentimiento nos hace aún más daño.
Perdonar no significa que te tenga que gustar lo que ha pasado o fingir que no ha sucedido. Sino que significa soltar el resentimiento o el deseo de venganza, liberando tus emociones.
El perdón es una de las experiencias más desafiantes, pero a la vez más liberadoras que una persona puede experimentar. Es una de las cosas más difíciles y, al mismo tiempo, más gratificantes que alguien puede hacer.
No esforzarnos por perdonar a alguien que nos ha herido o hecho daño es una carga que llevamos con nosotros para siempre.
Dejar salir el enojo y encontrar la paz con quienes nos han herido es una de las actitudes más valerosas que podemos tener.
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¿Qué significa “perdonar”?
El resentimiento y la amargura que podemos experimentar cuando nos han hecho daño pueden provocar estrés e incluso problemas de salud; diversas investigaciones han descubierto que guardar rencor aumenta los niveles de cortisol -la hormona del estrés- y disminuye la inmunidad.
De hecho, también se ha comprobado que las personas que albergan ira tienen más probabilidades de sufrir enfermedades cardíacas que las que perdonan a los demás.
Pero, ¿qué es perdonar? ¿Qué implica el perdón? Bueno en primer lugar es importante dejar en claro que perdonar no es olvidar, fingir o excusar las acciones de la otra persona; ni que le des permiso para que te trate mal.
Perdonar es dejar salir la carga emocional que conlleva el sentirse agraviado; liberar el odio y la amargura que te frenan y te impiden avanzar.
Tampoco es una manifestación o un signo de debilidad. De hecho, es todo lo contrario, es una muestra de fuerza y coraje. Ya que se requiere de estos para ser capaz de dejar salir y seguir adelante.
Saber cuándo perdonar y dejar atrás el pasado es una muestra de madurez, valentía e inteligencia emocional.
Además, perdonar no significa que haya que restablecer la relación con la otra persona, si no lo deseamos.
Cuando hablamos de perdonar debemos entender que el perdón se trata de liberarse del dolor y la negatividad que conlleva aferrarse al pasado. Es la forma más elevada de sabiduría.
Aprender a perdonar: ¿Es posible? ¿Por qué es importante?
Cuando hablamos de perdón, queda claro que nadie puede obligarte a perdonar a alguien. El perdón es una elección personal.
Sólo tú puedes decidir si debes o quieres perdonar a otra persona después de que te haya herido o traicionado tu confianza.
Pero es una realidad que al perdonar estás dejando atrás el pasado y liberándote de la amargura, el resentimiento y todo el malestar que te pueden haber causado. Al perdonar podrás seguir adelante con tu vida.
También es importante tener en cuenta que no deberíamos esperar que nuestras emociones se calmen de forma inmediata; por ello es fundamental tomar la iniciativa, pasar a la acción y hacer un esfuerzo consciente para liberar nuestras emociones y así comenzar a perdonar a quien nos hizo daño.
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Pero… ¿Qué pasa cuando la herida es muy profunda?
A veces el daño causado es muy grande y podemos sentir que nunca seremos capaces de perdonar a la otra persona.
Si este es el caso, podemos tratar de empezar por expresar lo que sentimos a la persona que nos hizo daño en “nuestra cabeza”. Y aunque pueda parecer poco, es un buen primer paso.
En última instancia, recuerda que el perdón no tiene que ver con la otra persona; tiene que ver contigo y con tu dolor.
Puede que hayas estado esperando a que la otra persona se disculpe y haga las paces, pero si no lo hace, tienes que intentar perdonar de todos modos. No se trata de ellos, sino de ti.
Cuando expresas lo que sientes a otra persona, tu energía vuelve a estar disponible para ti. Es un regalo para ti mismo/a. Es una parte necesaria para sanar y seguir adelante.
Recuerda que todo el mundo tiene libre albedrío y puede cometer errores. Tu respuesta debería ser el perdón, no la venganza.
Escribe una carta a la persona que te hirió
Escribir una carta a la persona que te hirió sobre cómo te han afectado sus acciones, es una gran manera de sacar tus sentimientos y empezar a liberar tu mente de las emociones negativas que puedes haber estado reteniendo.
Puedes utilizar esta carta para expresar cómo te has sentido y cómo te han afectado sus acciones. Exprésalo con las palabras que te salgan, sin cuidar las formas.
No es necesario que envíes la carta. Pero escribirla te ayudará a procesar y liberar las emociones negativas que puedas estar sintiendo.
Incluso puedes aprovechar a agradecer a la otra persona por las cosas buenas que ha hecho por ti, si las hubiese.
Puede parecer un ejercicio demasiado sencillo. Pero créeme que es una buena manera de liberar el resentimiento que puedas sentir.
¿Qué pasa si soy yo quien necesita ser perdonado?
A veces causamos daño a otras personas sin siquiera quererlo. Si eres tú quien debe ser perdonado/a, el primer paso es que aceptes tu error, sin castigarte por ello, y lo admitas ante la persona a la que le has hecho daño.
Sé sincero/a sobre tu arrepentimiento, y pídele perdón. Pero recuerda que no es posible ni justo obligar a los demás a que te perdonen.
Cada persona, para poder perdonar, necesita estar lista y preparada para hacerlo. Sin embargo, habiendo aceptado tu responsabilidad y manifestado tu sincero arrepentimiento, ya habrás dado un gran paso.
El Perdón te liberará…
El perdón es un camino difícil pero necesario hacia la felicidad. Puede ayudarte a dejar de lado el resentimiento, la ira y el dolor que supone aferrarse al pasado.
Si te han herido no esperes a que la otra persona se disculpe. Empieza el proceso de perdón hoy mismo.
Si te liberas de los grilletes del resentimiento y la ira y perdonas, podrás seguir adelante con tu vida.
Ten siempre presente que el perdón consiste en mejorarse a uno mismo, no en mejorar a la otra persona.
Si guardas rencor, recuerda que no estás haciendo daño a nadie más que a ti mismo/a.
Espero de corazón que te haya sido útil y te haya gustado este artículo. Yo disfruté mucho escribiéndolo.
Si quieres cuéntame en los comentarios si practicas el perdón o si te resulta difícil hacerlo. Me encantaría conocer tu opinión 😉
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Lic. Alberto F. Calo
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