Autoexigencia destructiva: La trampa de la autoexigencia destructiva y cómo librarse de ella

Autoexigencia destructiva

La autoexigencia es una característica esencial para crecer. Tiene un lado positivo que nos ayuda en nuestro crecimiento personal, impulsándonos a alcanzar nuestras metas y objetivos. Sin embargo, cuando se vuelve una autoexigencia destructiva, puede llevar a la frustración, al enfado, a la decepción y al sentimiento de inadecuación.

La autoexigencia es un fenómeno complejo, pero no tiene que ir en nuestra contra. Es importante aprender a reeducar a nuestro “líder interior” para que practique una autoexigencia saludable en vez de una autoexigencia destructiva.

La solución es saber utilizar la autoexigencia como palanca movilizadora y no como obstáculo.

En este artículo me gustaría que veamos juntos algunos de los aspectos que se pueden trabajar para que la autoexigencia sea nuestra aliada. Acompáñame…

¿Qué es la autoexigencia? ¿Es buena o mala?

La autoexigencia es un regulador interno de la motivación y un aspecto de la autorregulación.

Ser un “buen” autoexigente es una característica esencial que facilita el crecimiento personal y la consecución de objetivos.

Ser un “mal” autoexigente puede conducir a la frustración y a un estado general de baja autoestima.

El nivel y la intensidad de nuestra autoexigencia normalmente proviene —entre otras cosas— del entorno en el que crecemos. Los padres, la familia, los profesores, los amigos y la pareja son algunas de las personas que pueden afectar a nuestra autoexigencia.

Cuanto más significativa sea la persona en nuestra vida, más influirá en nuestra autoexigencia. Los medios de comunicación también influyen.

Por todo ello, resulta importante que intentemos comprender qué tipo de nivel y autorregulación de nuestra autoexigencia es adecuado y cuál no.

¿Cuáles son las consecuencias de la autoexigencia destructiva?

Como dije, ser “demasiado” autoexigente nos lleva a la autoexigencia destructiva la cual tiene un impacto negativo en nuestra vida. Algunos de los aspectos en los que nos perjudica son:

Baja autoestima

Uno de los efectos más comunes de una autoexigencia destructiva es la baja autoestima. Ésta provoca un sentimiento constante de insatisfacción con uno mismo, falta de confianza y motivación, desinterés por nuevos retos y falta de satisfacción con los resultados obtenidos.

Sentimiento de frustración y enfado

Sentirse frustrado y enfadado con uno mismo porque nos exigimos más de lo que realmente somos capaces de dar, aumenta el riesgo de tener sentimientos de inadecuación y autocrítica excesiva.

Nuestras relaciones se resienten

Nuestras relaciones familiares, nuestras amistades y nuestras relaciones profesionales se ven afectadas por la autoexigencia destructiva.

Nuestra constante insatisfacción con lo que hacemos y de lo que somos capaces puede convertirnos en una mala compañía y en una persona desagradable.

El riesgo de depresión aumenta

La depresión es un estado de impotencia y desánimo provocado por el sentimiento de inadecuación. Es un estado emocional que puede conducir a trastornos mentales graves y persistentes.

Nuestra creatividad puede verse afectada

Los efectos negativos de la autoexigencia destructiva repercuten en nuestra motivación y nuestra creatividad. Podemos acabar generando pensamientos autodestructivos y bloquear nuestro flujo creativo.

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Entonces… ¿Qué es la autoexigencia destructiva y cuándo la autoexigencia pasa de ser constructiva a ser destructiva?

¿Cuándo la autoexigencia es destructiva?La primera señal, y la más obvia, de que una autoexigencia “saludable” se convierte en autoexigencia destructiva es cuando empieza a tener un impacto negativo en tu vida.

Cuando deja de ser útil y empieza a convertirse en algo que te perjudica, es el momento de reevaluar.

Otra forma de identificar cuándo la autoexigencia ha empezado a ser problemática es buscar signos de dependencia excesiva de ella. Si ves que dependes demasiado de ella y te está causando problemas en tu vida, también es hora de reevaluar.

La última manera de determinar si la autoexigencia se ha convertido en un problema es buscar signos de pensamientos negativos.

Cuando empiezas a reprenderte, a criticarte en exceso o a cuestionar tu capacidad para manejar una situación, es una señal de que la autoexigencia se ha convertido en un hábito destructivo.

¿Cómo podemos evitar que la autoexigencia se convierta en un problema? ¿Cómo podemos gestionarla para que no se convierta en autoexigencia destructiva?

Podemos centrarnos en la autoconciencia y en controlar las cosas que nos decimos a nosotros mismos. Cuando nos demos cuenta de estos pensamientos negativos, podemos desafiarlos y tratar activamente de pensar en cosas más positivas y útiles.

De este modo, podemos reducir la cantidad de autoexigencia que nos imponemos y, en cambio, aumentar la autoaceptación.

Recuerda: Ser menos autoexigente depende de ti.

Si queremos ser menos autoexigentes debemos entender que “tenemos” que hacerlo. Sí, somos nosotros los que tenemos que hacerlo.

Tenemos que dar el primer paso y pasar a la acción para ser menos autoexigentes. Y puede que no sea una tarea sencilla.

Una vez que se ha instalado un hábito de autoexigencia destructiva, debemos ser pacientes y constantes.

Eliminarla y liberarnos de ella es un proceso largo; no es un proceso que se pueda hacer en un día, ni en una semana, ni en un mes. Es un proceso que puede durar incluso toda la vida.

Es algo en lo que hay que trabajar cada día. Pero por eso mismo el primer paso a dar es ser conscientes y entender que ser menos autoexigentes depende de nosotros mismos.

Depende de las medidas que decidamos tomar para no sufrir una autoexigencia destructiva, que nos haga daño y limite nuestro potencial y nuestra capacidad para ser felices.

Ejercicios para liberarnos de la autoexigencia destructiva

Hay muchas formas de aumentar nuestra autoestima y ser menos autoexigentes. Sin embargo, el aspecto más importante de la construcción de la autoestima es la autoaceptación.

Cuando puedes amar y aceptar de verdad cada parte de lo que eres, ya no tienes que intentar “arreglarte”.

Mujer reposando en una hamacaDe modo que puedes centrarte en mejorar tu autoestima aumentando tu autoaceptación.

Al ser consciente de tus pensamientos y de las palabras que eliges, puedes entrenarte para ser menos autocrítico y más compasivo contigo mismo.

Cuando te sientas mal y empieces a pensar negativamente, detente y pregúntate: “¿Qué estoy exigiendo de mí mismo en este momento?” Cuando escuchas tus pensamientos, puedes cambiarlos activamente.

Si tienes una visión en tu mente de la persona que te gustaría ser, tienes que dedicar tiempo a pensar en “esa” persona. Es casi como si estuvieras rediseñando tu mente y recableando tu cerebro.

La superación personal es un viaje interminable que comienza con el conocimiento de uno mismo.

Cuanto más te conozcas a ti mismo y a tu comportamiento, más fácil será mejorar y convertirte en la persona que quieres ser.

Los ejercicios de superación personal que se mencionan a continuación te ayudarán a aumentar tu autoconocimiento, a descubrir tus factores desencadenantes y a mejorarlos para convertirte en la mejor versión de ti mismo.

Practica cultivar una autoexigencia “saludable”

Hay varias formas de practicar la autoexigencia y que ésta sea saludable y beneficiosa. Algunas de las cosas que puedes hacer son: realizar ejercicios de fijación de objetivos, hacer algo que no necesariamente te guste (pero que te beneficie), practicar la atención plena o incluso hacer cosas que te den miedo.

Es importante que intentes salir de tu zona de confort. Hacerlo puede ayudarte a reforzar la confianza en ti mismo y aumentar tu autoestima.

Acepta tus defectos

Todo el mundo tiene defectos. Sin embargo, debes aceptarlos en lugar de intentar ocultarlos o fingir que no existen. Y, por supuesto, dedicar tiempo a pensar, sin atormentarte, cómo puedes mejorar esos aspectos de ti mismo que no son beneficiosos para tu vida.

Escúchate a ti mismo cuando hables

Practica el hábito de escucharte a ti mismo cuando hables con alguien. Esto te ayudará a entender cómo suenas y qué estás diciendo realmente.

No te compares con los demás

Si bien es bueno tener referentes que admiras y que están dónde te gustaría estar a ti, la comparación excesiva puede ser una fuente de frustración y malestar.

Es importante aceptar que cada persona tiene sus propios puntos fuertes y débiles, y que eso no nos hace ni mejores ni peores que los demás.

Alimenta emociones positivas

Puedes alimentar tus emociones prestando atención a las mismas y a su origen. Cuando alimentas emociones positivas, alimentas una autoexigencia saludable al estar más centrado y consciente de lo que sientes, por qué lo sientes y cómo te afecta.

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Como hemos visto, la autoexigencia es un fenómeno complejo. Y el problema no es ser exigentes con nosotros mismos, sino ser exigentes en exceso, que es cuando surge la autoexigencia destructiva.

Es normal creer y tener la idea de que la autoexigencia va en contra de nosotros. Que va en contra de nuestra felicidad y nuestro BienEstar. Pero realmente no es así. De hecho, debería estar a favor de ellos.

Como vimos, existe una autoexigencia saludable que nos ayuda a ser mejores y más felices.

Debería ser una herramienta que podamos utilizar para conseguir lo que queremos, lo que deseamos, lo que necesitamos y que nos facilite y nos acerque a convertirnos en eso que realmente queremos ser.

Si sufrimos de una autoexigencia destructiva podemos reeducarla para que nos acerque a nuestros objetivos en vez de alejarnos de ellos.

Espero que te haya ayudado este artículo si sientes que estás siendo demasiado autoexigente contigo mismo.

Recuerda que es importante aprender a analizar a nuestro “líder interior” y evaluar nuestro propio diálogo interno para que ser autoexigentes sea algo que nos beneficie y no que nos perjudique.

Me encantaría que me contaras en los comentarios tu experiencia y si piensas poner en práctica los tips que te compartí 😉

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Lic. Alberto F. Calo

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