“Lo que niegas te somete, lo que aceptas te transforma”.
Carl Jung (médico psiquiatra y psicólogo suizo)
¿Aceptar o resignarse? Éstas son dos actitudes diferentes que podemos adoptar ante situaciones difíciles en la vida. Mientras que la aceptación nos permite buscar nuevas posibilidades y avanzar, la resignación nos lleva a la pasividad y al sufrimiento.
¿Te sientes atrapado/a y estresado/a por cosas que escapan a tu control? ¿Te encuentras constantemente resistiéndote a lo inevitable y sintiéndote impotente?
Aprender a aceptar lo que no podemos cambiar es fundamental para nuestro bien-estar emocional y para solucionar problemas.
Aprendiendo a diferenciar entre aceptación y resignación, y desarrollando las habilidades necesarias para afrontar el cambio, puedes liberarte del ciclo del sufrimiento y alcanzar ese tan ansiado bien-estar que todos/as anhelamos.
Hoy me gustaría que exploráramos juntos el poder de la aceptación, en qué se diferencia de la resignación, cómo puede ayudarte a ser más libre y qué hábitos te ayudarán a lograrlo.
Aceptar o resignarse: ¿Cuál es la diferencia y por qué es tan importante?
En la vida, frecuentemente nos encontramos con situaciones difíciles de las que parece imposible salir.
En esos momentos, es crucial decidir cómo afrontar la situación: ¿Aceptarla o resignarse?
Veamos cuál es la diferencia entre aceptar o resignarse y por qué es importante saber elegir bien.
La diferencia entre aceptación y resignación
La principal diferencia entre aceptación y resignación es la actitud que adoptamos ante una situación complicada.
Aceptar implica entender que hay cosas que no podemos cambiar, pero que igualmente sí podemos hacer algo al respecto.
En cambio, resignarse implica rendirse ante las dificultades y no intentar buscar una solución.
La aceptación nos permite avanzar mientras que la resignación nos hace retroceder.
La aceptación nos permite crecer y aprender, mientras que la resignación nos hace estancarnos en un ciclo o bucle de sufrimiento.
La relación entre aceptación y bien-estar emocional
La aceptación es una actitud que nos permite encontrar la tranquilidad emocional. Cuando aceptamos situaciones difíciles, no nos estancamos en la negatividad ni la tristeza.
Por el contrario, admitimos la situación, la entendemos y buscamos soluciones. Esto nos permite crecer como personas y nos aporta paz y bien-estar.
Por otro lado, cuando nos resignamos, nos estancamos en el sufrimiento. No aceptamos que la situación está fuera de nuestro control y nuestra actitud ante ello es pasiva.
Pasamos los días lamentándonos de nuestra suerte sin poder avanzar ni encontrar una salida. Esta actitud no nos aporta nada bueno para nuestro bien-estar emocional.
Decidir proactivamente entre aceptar o resignarse, eligiendo siempre la aceptación, es fundamental para vivir una vida plena.
La aceptación nos ayuda a ver las cosas con perspectiva
Obtener una nueva perspectiva es una de las ventajas más importantes de aceptar las circunstancias de la vida. Cuando aprendemos a aceptar las cosas tal como son, podemos verlas de una forma más distante, en su totalidad, lo que nos ayuda a comprender mejor la situación.
Esto nos permite averiguar en qué podemos influir y en qué no, y tomar decisiones más sabias basadas en esa comprensión.
Este cambio de punto de vista puede ser especialmente útil en momentos en los que nos sentimos abrumados/as o inseguros/as sobre qué hacer a continuación.
Al aceptar una determinada situación o circunstancia, podemos empezar a encontrar un camino hacia delante del que quizás no nos habíamos percatado antes.
Concéntrate en lo que importa
Otra forma en que aceptar nuestras circunstancias nos beneficia es permitiéndonos concentrarnos en lo que realmente importa.
Cuando nos oponemos o luchamos contra un problema, tendemos a preocuparnos y angustiarnos; nos enfocamos en el problema, y “en lo que nos enfocamos se expande”.
Esto puede obstruir nuestro pensamiento y dificultar ver o apreciar la situación en su conjunto, y llevarnos a percibir el problema como algo más grande de lo que verdaderamente es.
Cuando aceptamos una situación, podemos liberarnos de esa sensación y centrarnos en lo que podemos hacer para avanzar. Este cambio de enfoque puede ayudarnos a detectar nuevas oportunidades y soluciones en las que quizás no habíamos pensado antes.
¿Comienzas a ver la gran diferencia entre aceptar o resignarse? Continuemos…
Aprecia la belleza de la vida
Por último, aceptar las dificultades puede ayudarnos a ver la belleza de la vida a pesar de los momentos difíciles.
Cuando nos enfrentamos a una situación complicada, puede ser fácil que nos invadan las emociones negativas y perdamos de vista las cosas positivas.
Al aceptar las circunstancias, podemos empezar a reconocer que, incluso en tiempos difíciles, sigue habiendo mucho que apreciar y por lo que estar agradecidos.
Este simple (pero poderoso) cambio de actitud puede ayudarnos a encontrar la alegría y la paz, incluso en medio de las penurias, lo que facilita atravesar los tiempos difíciles sin perder la fortaleza.
Recuerda siempre:
“La vida no se trata de esperar a que pase la tormenta, sino de aprender a bailar bajo la lluvia”.
Steve Allen
> ¡COMIENZA TU PROCESO DE CAMBIO HOY! <
Entonces… ¿Cuál es el papel de la aceptación en la resolución de problemas?
Como dije, la aceptación es fundamental para la resolución de problemas. Y creo que vale la pena repetir este concepto: Cuando aceptamos una situación, somos capaces de mirarla con objetividad y encontrar una solución, incluso si antes parecía que no existía ninguna.
A diferencia de la resignación, que nos hace cerrar los ojos ante los problemas, la aceptación nos permite ver con claridad y actuar con determinación.
Con la aceptación, somos capaces de encontrar nuevas formas de afrontar las dificultades, en lugar de perder el tiempo lamentándonos por lo que no podemos cambiar.
A través de la aceptación, nuestra mente se despeja, y podemos enfocar nuestra energía en buscar soluciones.
Aceptar o resignarse: ¿Cuál es el poder de aprender a aceptar lo que nos sucede?
Es importante comprender y no confundirse: aceptar no significa abandonar la esperanza. Pero exige estar dispuesto a soltar el control, abrazar la vida y dejar que fluya.
Al aceptar lo inmutable, nos liberamos de la tensión de intentar controlar lo incontrolable. Lo que nos brinda una sensación de tranquilidad interior y serenidad.
Nos ayuda a ver las cosas en su contexto y a comprender mejor qué asuntos están bajo nuestro control y cuáles no. Y, créeme, esto es lo que verdaderamente marcará la diferencia en tu vida.
Aceptar implica asumir nuestra responsabilidad, asumir nuestras decisiones y actos, y a partir de allí poder hacer los cambios que creamos apropiados. Por ello es fundamental asumir que somos los responsables de nuestra vida y de lo que acontece en ella.
En este sentido, desarrollar la autoconciencia y el autoconocimiento, nos conducirá a una mayor confianza, resiliencia y bien-estar general para afrontar los retos de la vida.
¿Cómo aprender a aceptar las situaciones que no podemos cambiar?
Para aprender a aceptar las situaciones que no podemos cambiar, es necesario trabajar en tres aspectos clave:
- Identificar pensamientos y emociones
- Valorar los recursos y herramientas propios
- Aprender a soltar lo que no se puede controlar
A continuación, veremos cada uno de estos aspectos, pero antes es importante poder identificar y diferenciar lo que sí podemos y lo que no podemos cambiar.
¿Qué cosas dependen de ti y puedes controlar, y cuáles no?
Aprender a distinguir aquello que está bajo nuestro control, de lo que no lo está, nos permite evitar un sufrimiento innecesario y concentrarnos en lo que sí podemos hacer para seguir progresando; porque por muy difícil que se vea una situación siempre habrá algo que podamos hacer.
Pero, como dije antes, para tomar el control de nuestra vida y aspirar a lograr la paz mental, es fundamental asumir nuestras responsabilidades.
Tener claro nuestras obligaciones y prioridades, es el primer paso que debemos dar para poder enfocar nuestra energía en ser más felices.
La aceptación nos permite renunciar a la necesidad de control y aceptar la vida tal como es, lo que en última instancia traerá paz a nuestra vida.
Vivir una vida plena a menudo empieza por comprender que algunas cosas escapan a nuestro control.
Y, tal como vimos, en lugar de luchar contra lo que no podemos controlar, podemos centrar nuestra energía en lo que sí podemos influir y “hacernos fuertes” desde allí.
Éste sencillo acto es la clave para encontrar la paz interior y llevar bien-estar a nuestra vida; permitiéndonos ver las cosas desde una perspectiva más amplia y dejando de sentirnos abrumados/as por situaciones que están fuera de nuestro alcance.
¿Aceptar o resignarse?: 3 acciones (sencillas) para comenzar…
Ahora sí, te compartiré tres acciones o hábitos que pueden ayudarte a reconocer y soltar las situaciones que no puedes cambiar:
Identifica tus pensamientos y emociones
En ocasiones, el primer paso para aceptar una situación es ser consciente de los pensamientos y emociones que nos hacen luchar contra lo inevitable.
Identificar estos pensamientos y emociones nos permitirá, en primer lugar, reconocer que no podemos cambiar ciertos aspectos de nuestra vida y, en segundo lugar, trabajar en soltarlos.
Puedes tomar papel y lápiz, y escribir cómo te sientes; anotar tus pensamientos y emociones con respecto a lo que te está afectando.
Es un acto sencillo, lo sé, pero si lo repites con frecuencia podrás ver patrones y detectar cuáles son las cosas que te afectan más, y a partir de allí evaluar posibles soluciones —con la mente más calmada— o bien definir si son cosas que están fuera de tu control, y proponerte dejarlas ir hasta que esté en tus manos cambiarlas.
Valora los recursos y herramientas propios
Cada persona tiene su propio conjunto de recursos y herramientas para enfrentar las dificultades. Aprender a valorarlos nos permitirá encontrar nuevas formas de avanzar y de buscar soluciones alternativas.
Algunos recursos y herramientas para ti pueden ser, por ejemplo, contar con amigos y familiares que te quieren y apoyan, tener experiencia en trabajar en resolver problemas o tener una actitud positiva frente a la vida.
No importa cuáles sean tus recursos, cada uno tendrá los suyos propios, lo importante es que los identifiques y te apoyes en ellos para cambiar aquellas cosas que están a tu alcance.
Aprende a soltar lo que no se puede controlar
Por último, es importante aprender a soltar aquello que no podemos controlar, como ciertos eventos, la opinión de otros o nuestras limitaciones físicas.
Y recuerda bien… Aceptar lo inevitable no significa resignarse, sino encontrar formas de avanzar a pesar de ello.
Por ejemplo, quizás tienes una enfermedad que no puedes controlar, pero puedes recurrir a tus “recursos”, como pueden ser tus amigos o familiares, para encontrar nuevas formas de hacer las cosas con su ayuda.
O tal vez no puedes cambiar la opinión de los demás, pero sí puedes trabajar en ser respetuoso/a con tus propias creencias y valores y aprender a amarte tal cual eres.
Sé que aprender a aceptar las situaciones que no podemos cambiar puede ser un proceso difícil e incluso doloroso; lo sé porque lo he vivido; pero es fundamental para el bien-estar emocional y para avanzar en la vida. Realmente vale la pena el esfuerzo.
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¿Cómo evitar la resignación y vivir mejor?
Después de haber comprendido la diferencia entre aceptación y resignación, es fundamental conocer cómo evitar esta última para poder vivir de una forma más plena.
No confundas aceptación con resignación
En primer lugar, vale que repita una vez más, que la aceptación no es una forma de “rendirse” ante la realidad, sino una manera de comprenderla y adaptarse a ella. Y la clave en este sentido está en la “adaptación”.
Resignarse lleva a la pasividad y al sufrimiento; la aceptación a la adaptación y al cambio.
Por tanto, esfuérzate en cada situación en la que te halles en distinguir entre estos dos conceptos para que realmente puedas avanzar y tomar el control de tu vida.
No te dejes vencer por el miedo y la falta de esperanza
A menudo, el miedo y la falta de esperanza son los principales responsables de la resignación. Ante situaciones difíciles, es normal sentir miedo y dudas, pero no debemos permitir que nos paralicen.
Debemos buscar dentro de nosotros mismos y encontrar la fuerza necesaria para seguir adelante.
La esperanza es un motor que nos empuja a buscar nuevas posibilidades y que nos ayuda a encontrar la motivación para perseguir nuestros objetivos. Nunca la pierdas.
También la gratitud es una herramienta increíble para apuntalarnos cuando sentimos que hemos llegado al límite.
El poder de la gratitud puede darnos la fuerza que necesitamos cuando sentimos que ya no podemos más.
Un ejercicio tan simple como tomarte un tiempo para escribir algunas de las cosas por las que estás agradecido/a, por pequeñas o mundanas que parezcan, puede hacer milagros; literalmente puede cambiar por completo tu estado de ánimo y tus sentimientos.
Siempre existe un primer paso para cambiar algo
Recuerda, cuando te sientas débil o sobrepasado/a, que siempre existe un primer paso que podemos dar para cambiar algo en nuestra vida.
Puede ser algo pequeño o grande, no importa eso, lo importante es dar ese primer paso y mantenernos en movimiento.
Quizás sea buscar ayuda profesional, hablar con alguien de confianza o simplemente cambiar tu rutina diaria.
A veces, el simple hecho de hacer algo diferente nos ayuda a sentirnos mejor y abre la puerta para que podamos ver las cosas desde otra perspectiva.
Pregúntate ¿qué puedo hacer para cambiar mi entorno y mis sentimientos? Obtener una respuesta a esta pregunta puede cambiar por completo la forma en cómo te sientes.
Victimismo frente a responsabilidad
Finalmente, hay algo a lo que siempre debemos escapar cuando encontramos la adversidad en nuestro camino: el victimismo.
El victimismo es un flagelo que puede hacernos mucho daño. La mentalidad de víctima puede llevarnos a creer que somos impotentes, y que las circunstancias externas son las culpables de nuestro sufrimiento. Y cuando esto ocurre perdemos todas las chances de poder cambiar lo que no nos gusta o nos hace daño.
Por el contrario, asumir nuestra responsabilidad nos empodera, nos dota de la voluntad de hacernos cargo de nuestras acciones y decisiones, y de reconocer que controlamos nuestro propio destino.
Elegir asumir nuestra responsabilidad en vez de sentirnos víctimas de la situación, no solo nos libera del sometimiento de las circunstancias, sino que abre delante de nosotros una perspectiva más sana para nuestra vida, en la cual podemos centrarnos en encontrar respuestas y aprender de nuestros errores.
En última instancia, la elección entre victimismo y responsabilidad es una elección entre estancamiento y progreso.
Al abrazar la responsabilidad, tenemos la chance de alcanzar la libertad, la resiliencia y la autorrealización.
Este viaje comienza con una decisión sencilla: reconocer nuestro propio poder y abandonar la mentalidad de víctima que nos frena.
Aceptar o resignarse, la elección está en tus manos…
Como hemos visto, aceptar las cosas que no podemos cambiar puede ayudarnos a avanzar y a resolver los problemas. En cambio, la resignación nos conduce a la pasividad y al sufrimiento.
Créeme, aprender a aceptar la realidad es un proceso transformador que nos permite vivir más libres y tranquilos.
Y no se trata de rendirse, sino de reconocer lo que podemos y lo que no podemos controlar, y de encontrar la liberación en soltar la resistencia.
Vivir una vida de liberación requiere una actitud de adaptación, que nos ayude a dejar de resistirnos y a aceptar, y hacernos responsables de lo que ocurre en nuestra vida.
Si te enfrentas a una situación que no puedes cambiar, aprende a aceptarla con un enfoque equilibrado y sereno. Esto te permitirá avanzar, y poder ver las cosas desde una perspectiva más amplia en la cual puedas encontrar la solución al problema. Centra tus energías en las cosas en que puedes cambiar, eso marcará la diferencia.
La vida está repleta de retos y sea cual sea el camino que elijamos, es importante recordar que las decisiones que tomemos serán nuestra responsabilidad y que los resultados que obtengamos dependerán de ello.
Cuéntame en los comentarios qué crees que es mejor: aceptar o resignarse. Me encantaría conocer tu opinión y saber si este artículo te ha sido útil 😉
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